Un escenario para todos (I)

Lo prometido es deuda, y si el año pasado dije que acompañaría a los personajes de Alatriste con un humilde escenario de partida... aquí lo tenéis.

Trabajando para crear más escenarios.

Por supuesto este escenario es totalmente abierto, no tiene ningún raíl, sólo son un conjunto de ideas y posibles situaciones que pueden darse o no luego durante la partida, espero que alguna os sea útil pues ese es su objetivo.

Introducción

Una noche en el campamento de la segunda compañía del tercio de la liga en Flandes cambió la vida de un hombre. Esteban Soler, capitán de la compañía, revisaba un mapa de la zona buscando rutas alternativas para evitar posibles emboscadas, estaba solo en su tienda de campaña.

La vela con la que se iluminaba bailó levemente, y por el azar o el destino Esteban se llevó la mano a la daga esperando lo peor. Un segundo más tarde giró sobre sí mismo mientras sacaba el acero de su funda, ese gesto le salvó la vida.

Frente a él se encontraba Mateo, maestre de campo de la compañía, superior y conocido rival de Esteban. Sus ceños fruncidos denotaban la fuerza que ambos imprimían, más cuando el silencio era dueño y señor.

Sin palabra alguna de por medio el silencio desapareció durante diez segundos de auténtico sufrimiento, momentos de tensión que suelen resolverse con la caída de un hombre. En esta ocasión fue el maestre de campo aquel hombre.

Por desgracia para Esteban un par de guardias se percataron de que algo no iba bien, y asomaron sus cascos por la tienda en el peor momento, ese en el que la daga del capitán atravesaba la garganta de su superior.

Sin saber por qué el capitán salió corriendo, los guardias perplejos tardaron en reaccionar. El capitán no sabía que hacer, así que buscó la ayuda de su amigo Francisco, sacerdote de la compañía.

Este le aconsejó contar la verdad, pero Esteban no hacía más que pensar en salir de allí a toda prisa. El toque de campana fue decisivo, tenían que desertar.

Tras grandes peligros que los dos desertores pudieron solventar decidieron enviar una carta de ayuda a la villa, esta fue dirigida a un soldado viejo amigo del capitán, el amigable Miguel Puertas.

Pero la carta no sólo le llegó a Miguel, también cayó en manos oscuras, aunque quizás este infortunio se convirtiera más adelante en un milagro. El milagro fue que pocos días antes de la llegada del capitán a la villa la carta llegó a manos de un viejo amigo de su padre, un cortesano.

Escenas posibles

Salir pitando

Si quieres empezar la partida con acción puedes hacerlo con una escena de cómo consiguen el capitán y el sacerdote salir del campamento, ya sea sin ser vistos o con ayuda de otros soldados, pues el capitán era muy respetado entre la tropa.

Llegar a la villa

Sin duda en aquel entonces no se encontraban las facilidades para viajar que tenemos ahora, y además hay que tener en cuenta que los protagonistas salieron con lo puesto. Quizás sea interesante incluir alguna escena de cómo consiguieron ropa nueva, dinero, caballos, si viajaron en carruajes, cómo evitaron toparse con las tropas españolas y más aún con las enemigas. Y una vez en territorio español no se terminan las aventuras, bien es sabido que los caminos eran frecuentados por bandoleros.

El encuentro

Hay muchas variantes para esta escena, se pueden encontrar todos al mismo tiempo, o puede que antes se encontraran Miguel y Manuel de Mendoza. Pero lo ideal es que el encuentro tenga algún invitado especial, ya que la carta cayó en manos oscuras es de suponer que amigos del maestre se hayan enterado de la vuelta de su asesino a la villa y quieran vengarse.

La Inquisición en el asunto

El sacerdote Francisco ha caído en desgracia para los ojos de muchos, y por eso ha sido demandado por la santa Inquisición, la cual lo quiere castigar por sus pecados. La Inquisición siempre puede dar mucha miga a una partida.

El escondite

Seguro que surge una discusión sobre el lugar más seguro para los desertores, la mansión de Mendoza, la casa de Miguel, o cualquier otro lugar. Sin duda las posesiones del capitán habrán sido registradas y saqueadas y ya no son seguras. En la iglesia tampoco serán bien recibidos.

¿Qué hacer?

Una vez se consiga la seguridad de los personajes habrá que decidir el siguiente paso a dar, sin duda el objetivo del capitán y el sacerdote es limpiar sus nombres, pero esa tarea no será nada sencilla. Por fortuna llegará a los oídos de algún personaje que el maestre de campo escribió más de una carta en a que hablaba sobre el asesinato del capitán. De conseguirla obtendrían mucha información y posibilidad de demostrar su inocencia.

Ayuda inesperada

Se puede dar el caso de que los personajes estén en un callejón sin salida o en una situación peligrosa. En ese caso puedes sacar de la manga a alguno de los amigos/conocidos del capitán, los cuales habrán vuelto de Flandes en su ayuda, y además puede que traigan información, noticias o algún objeto valioso.

La daga del capitán

El capitán salió lo más rápido posible de la tienda en la peor noche de su vida, no tuvo tiempo de sacar de la garganta del maestre su daga. Esa daga no era una daga común si no que fue hecha especialmente para él y le tiene un alta estima.

La daga tiene escrito el nombre completo del capitán y es la principal prueba con la que cuenta la justicia del asesinato. Sin embargo podría ser que Pedro Rojas, alguacil del cuerpo judicial de la compañía se hiciera con ella y ahora buscara al mayor postor.

El chantaje

Si los personajes se hacen con las cartas que delatan al secretario del rey no es nada descabellado que intenten chantajearle. Pero lo más seguro es que este no acepte pues tiene todas las de ganar. Los personajes deberán buscar pruebas de otros asuntos que impliquen de forma directa al secretario para conseguir una absolución.

En esta vertiente sería interesante sacar a relucir los contactos de personajes como Juan Diego o Miguel.

Personajes secundarios

Si por ejemplo los protagonistas se esconden en casa de Juan existe la posibilidad de que su insoportable vecino Felipe se entere o descubra por accidente de lo que está pasando y se lo cuente al comisario, o bien les haga chantaje.

Los secretos

La carta

Si los personajes se hacen con alguna de las cartas del maestre de campo descubrirán que se escribía con el secretario del rey Luis de Alquezar, y que fue él el que le encargó el asesinato.

El capitán y la hija del rey

Antes de que comenzara toda esta historia pasó algo muy importante, fue cuatro meses antes para ser más exactos. El rey en persona realizó un viaje secreto a Flandes, este fue acompañado por un gran séquito. Pero lo que no sabía el rey es que su propia hija se había escondido entre él.

La hija del rey y el capitán se conocieron en la infancia de casualidad y durante un período de tiempo mantuvieron una amistad en secreto hasta que el destino les separó.

Pero el destino es juguetón y les reunió por casualidad en el campamento de la compañía. Ambos hablaron durante horas de lo que les había deparado la vida, pero además de sus vidas hablaron de algo más, el capitán no sabía por qué pero su amiga le contó un secreto de estado.

El secreto en cuestión afectaba a toda España, a Flandes y a María, la hija del rey. El rey estaba negociando una boda para firmar una alianza. Algo que por supuesto cambiaría el mundo.

María le pidió ayuda al capitán, le dio un sobre con instrucciones y dinero. En resumen... le encargó el asesinato de su futuro esposo.

Por supuesto el asesinato se llevó a cabo.

El secreto de Francisco

Él siempre ha contado que el monasterio en el que vivía de joven se había quemado y que él se había librado de milagro. Eso es cierto, pero nunca cuenta que aquel incendio fue provocado intencionadamente por él, el motivo fue que uno de sus padres abusaba de él.